Esta semana hemos tenido una reunión de tutores de residentes de cirugía en la que hemos pasado revista al último año en la docencia del servicio, tanto con nuestros rotantes como con nuestros propios MIR. La reunión derivó en un aquelarre de ideas, quejas y sugerencias que resultaron muy interesantes.
A nuestros políticos y gestores se les llena la boca diciendo que nuestro sistema es excelente y que nos lo copia todo el mundo, pero mi percepción es un poco distinta y creo que el MIR necesita cambios urgentes para adaptarse a la realidad actual.
Prueba no selectiva
El examen MIR ya no es la prueba selectiva en la que entraban los más preparados; ahora es un examen para confeccionar una lista para el orden de elección de especialidades/hospitales, nada más. Todos entran. No es preciso estudiar para pasar, y yo he conocido compañeros extranjeros que han pasado, literalmente, sin siquiera conocimientos básicos de español como para entender el examen. Esto, que al parecer ya es imposible, al menos prueba que entran médicos sin demostrar los conocimientos mínimos exigibles para el puesto al que aspiran. No estaría de más establecer una nota de corte, unos conocimientos básicos para entrar.
Empezar es acabar, la aptitud
Es muy difícil que un residente que empieza una especialidad no termine el periodo formativo por falta de conocimientos o imposibilidad para ejercer la actividad médica. Las comisiones de docencia, ya sea por dificultad real de suspender el periodo de residencia o por dejadez, tienen muy dificil expulsar a un MIR que ha comenzado una especialidad. He visto acabar a un esquizofrénico que no hizo ni una sola guardia en sus dos últimos años de una residencia de tres porque su enfermedad empeoraba con las guardias. Sin entrar en si una persona con una enfermedad psiquiátrica ciertamente incapacitante, como era en este caso, puede ser especialista médico, lo que es evidente es que la formación de este compañero estaba, al menos, incompleta. O el otro caso de un árabe sin conocimientos de español que era un verdadero peligro pero al que se protegió (y a sus pacientes) de tal forma que estuvo trabajando dos años y medio hasta que fue expulsado.
Evaluación de conocimientos
Si el examen no discierne quién sabe y en la residencia no suspende nadie (y no es que todos sean válidos, en eso podremos estar de acuerdo) creo que es necesario imponer una prueba de evaluación de conocimientos al final de cada ciclo o del periodo de residencia. Un "MIR post-MIR". Esta prueba existe en casi todos los países y me parece esencial en este momento en España.
La actitud de los MIR.
No voy a decir que la mayoría sean así, pero he percibido en un porcentaje no escaso de residentes que valoran su periodo de MIR como unas prácticas remuneradas. Es posible que se deba a que en los últimos años es improbable quedarse sin plaza tras el examen como ocurría cuando aprobaba un 10-20% de los candidatos y, por tanto, lo que cuesta menos se valora menos. Si esta actitud de "yo voy detrás de tí a ver qué haces" ya me fastidia en los estudiantes durante sus prácticas, en los residentes me parece completamente inaceptable. Son médicos y por tanto responsables de sus actos básicos. No estoy en contra del sistema de responsabilidad progresiva, que me parece excelente, pero sí de que estén tan protegidos que su función pierda ese componente de responsabilidad inherente al ejercicio médico. Porque al día siguiente de terminar se encuentran de bruces con el peso de la misma.
Las guardias.
Muchas comunidades autónomas han limitado el número de guardias a sus residentes. Esto es especialmente grave para la formación de los residentes de algunas especialidades quirúrgicas. La cirugía de urgencias les permite adquirir conceptos y destrezas que no se pueden adquirir en la programada.
Por otro lado, se han reducido la duración y número de jornadas laborales (libranzas de guardias, cumplimiento estricto de jornada), por lo que se debería valorar la ampliación del periodo de residencia en estas especialidades.
La reducción del número de guardias me parece un fraude al residente. Si las comunidades autónomas no tienen dinero para garantizar una formación de garantías, lo que deben hacer es reducir el número de plazas para formar convenientemente a los que puedan permitirse. Lo contrario se pagará en un futuro no lejano.
Los tutores.
Por tanto, la formación de los residentes depende de muchos factores. Unos relacionados con el servicio de salud y el hospital que los contrata, otros de su aptitud y actitud. Pero no quiero olvidarme de mí mismo y de mis compañeros tutores. Porque dependiendo de dónde ponemos el listón, así de alto llegarán nuestros residentes. No podemos permitirles que desaprovechen este periodo de formación y debemos ser exigentes, por mucho que la cultura del esfuerzo no esté de moda. O quizás por eso; España está donde está por algo. Pero esto cuesta un esfuerzo, no sólo de tiempo, sino una vez más de actitud, que sólo se premia con el posible agradecimiento del pupilo, porque el sistema no contempla compensación efectiva.
En conclusión, el sistema requiere de cambios de índole diversa para garantizar que la sanidad española tenga los mejores médicos. Cambios normativos, curriculares y de organización, para que tener residentes siga enriqueciendo a los servicios por los que pasan y ellos salgan con la mejor formación posible.
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