lunes, 21 de abril de 2014

De la evidencia científica a la práctica diaria: Protocolos.



Desde hace unos años los hospitales promueven la introducción del protocolos de actuación en las patologías más frecuentes. En el caso de la cirugía se trata, por ejemplo, de protocolizar el tratamiento ambulatorio de patologías como la diverticulitis aguda, el estudio preoperatorio y de estadiaje de las enfermedades oncológicas, o los postoperatorios en cirugías herniarias o de vesícula biliar.

El objetivo de estos protocolos es múltiple. Por un lado se trata de reducir la variabilidad en el tratamiento de las diferentes patologías, es decir, que dentro de un servicio el tratamiento sea uniforme. Por otro reducir costes. Y todo ello apoyado en la aplicación de la evidencia científica actual en el tratamiento. En conclusión, mejorar el cuidado de los pacientes.

En España existen reticencias a la hora de elaborar y aplicar estos protocolos. El cirujano teme que le quiten parte de su independencia, que le obliguen a realizar las cosas de una manera diferente a como "siempre" se han hecho. La libertad de prescripción es sagrada.

Recientemente discutíamos un protocolo para el postoperatorio de la colecistectomía laparoscópica. En vez de convenir si es más adecuado utilizar ondasetron o metoclopramida, cuál es el mejor régimen analgésico o qué pacientes se pueden ir a las 24 horas y cuáles no, la discusión derivó hacia temas mucho menos científicos: que si los pacientes de nuestra zona no están preparados para irse a casa al día siguiente, como si fuesen diferentes a los de otras regiones, que si el régimen de profilaxis tromboembólica debe o no debe hacerse en determinados pacientes, que "si he dejado drenaje toda mi vida, por qué no lo voy a poder dejar ahora", etc. Es decir, sigue sin ser la evidencia científica la que nos mueve en nuestros actos quirúrgicos. Es evidente que un paciente informado se irá a casa cuando se lo permitan el cirujano y sus circunstancias clínicas; el régimen de profilaxis con heparina de bajo peso molecular está claramente establecido en las recomendaciones internacionales; y drenar por drenar es contraproducente.

Podríamos culpar a la mentalidad española, de oponerse a toda novedad; o la del cirujano tradicional que prefiere mantenerse en lo que a él "le ha ido bien". Lo que está claro es que es difícil implementar estos protocolos, por mucho que la literatura internacional haya demostrado que es mejor para el paciente.

¿Es patrimonio exclusivo de los cirujanos?. No, es universal. Convencer al anestesista para que permita al paciente tomar un complejo de hidratos de carbono dos horas antes de la intervención quirúrgica es un escollo con el que muchos grupos de cirujanos españoles se encuentran a la hora de aplicar un protocolo de recuperación multimodal (fast-track). Los múltiples estudios que evidencian que el ayuno no es necesario chocan con el convencimiento y la práctica habitual de los profesionales

Tampoco es una dificultad exclusivamente española. Se calcula que en Estados Unidos el 30-40% de los pacientes reciben cuidados no acordes con la evidencia científica, e incluso una cuarta parte de los cuidados y tratamientos administrados podrían no ser necesarios o incluso resultar contraproducentes. La aplicación de la evidencia en la práctica diaria no es sencilla y ha sido objeto de publicaciones internacionales que llegan a esta conclusión. 

Entonces, ¿hay vías para facilitar la aplicación de protocolos? Parece claro que con escribir un papel que obligue a realizar una determinada práctica no es suficiente. Es necesaria una educación continuada, que incluya la discusión de las novedades científicas, realizar grupos de trabajo, establecer consensos, recoger datos y evaluar resultados. No es suficiente con un hospital o un jefe de servicio que obliguen a cumplir un determinado protocolo. Hay que involucrar a todo el equipo y comprobar que el paciente recibe las nuevas prácticas de forma positiva. Si además la administración se beneficia, habremos conseguido cumplir todos los objetivos de cualquier protocolo bien diseñado y aplicado.


sábado, 12 de abril de 2014

La medicina de las aplicaciones

Cartel de orientación en hospital
(Pasa el ratón sobre la imagen)


En España, país de Europa con mayor penetración de teléfonos inteligentes, se ha producido un boom gigantesco de las aplicaciones para estos dispositivos. El "Informe 2014 sobre aplicaciones de salud" indica que generarán en 2015 un volumen de negocio de 4.000 millones de euros en España; el cine aportó en 2011 unos 2400 M€, como comparación. La aplicaciones médicas no están diseñadas solamente para los profesionales de la salud, sino que se dirigen en su mayoría al gran público, ya sea como fuente de información médica o farmacéutica, ya sea como entretenimiento o ayuda a mantener la forma física o una alimentación sana.

Quizás debamos introducir un sistema regulatorio en la mHealth del mismo modo que existen regulaciones para cualquier aparato diagnóstico o terapéutico relacionado con la salud. Quiero suponer que nunca llegaremos al nivel de las películas de ciencia-ficción, en las que las máquinas son los mejores médicos. Por tanto, no creo que lleguemos a sustituir nuestros carteles de los hospitales. 

En la práctica, la mayoría de los médicos reconocemos cuándo un paciente ha buceado en Google buscando información sobre su enfermedad. La falta de una regulación a la hora de que cualquier persona pueda introducir datos en la red (algo que sería imposible) hace que la información sea vastísima (y en ocasiones bastísima), con lo que no es fácil distinguir la verdad de la mentira, la realidad de la ficción o lo interesado de lo útil. Yo mismo, en un caso de una enfermedad de un familiar, apagué el ordenador a los cinco minutos de buscar información de su patología en Internet. Incluso para mí era difícil encontrar una información que fuera, no solo veraz, sino ajustada a lo que buscaba. Así que no quiero ni pensar los sudores que le entrarían a cualquier lego.

Respecto a las aplicaciones, creo que sería prudente que, del mismo modo que los médicos damos información sobre las enfermedades, ayudemos al paciente recomendándole o, en caso contrario, advirtiéndole de los riesgos de las aplicaciones médicas que pueda interesarle en su situación particular. Desgraciadamente carecemos en general de conocimientos e información suficientes como para ayudar a nuestros pacientes en estos temas.


*  *  *

La imagen que encabeza esta entrada del blog tiene una intención humorística y no de demostración de las mejores aplicaciones en los respectivos campos. No obstante, y desde la mera observación (no he usado de manera habitual ninguna de las aplicaciones, y de algunas de ellas mi referencia es únicamente para la preparación de esta entrada) paso a referir algunas de ellas:

iTOX: aplicación destinada a profesionales, con información sobre 2500 sustancias susceptibles de producir envenenamientos.

MEC: aplicación que realiza una llamada de emergencia si percibe que el propietario del teléfono, viajando en coche, moto o bicicleta, sufre un accidente. Es española y de momento la única que es capaz de `percibir' la existencia de un accidente. Es similar a los sistemas que equipan los coches de alta gama para informar a una central telefónico sobre la existencia de un accidente del vehículo. Mejor no tener que llegar a usarla.

El logotipo de la Wii viene a aparecer aquí porque parece demostrado que esta y otras consolas son útiles para mejorar la rehabilitación de pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares.

Vital Signs Camera es una aplicación de Philips que parece capaz de detectar la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardiaca a través de la cámara del móvil. Sólo está disponible para iPhone y iPad, pero parece una forma evidente de demostrar hacia dónde se dirige la tecnología.

Qloudlab promete ser capaz de realizar análisis con la simple colocación del dedo sobre la pantalla del teléfono. Como en el caso de la aplicación anterior probablemente no esté madura para aplicaciones útiles en el momento actual, pero prometen un futuro a corto plazo muy interesante.

Las aplicaciones ginecológicas como las mostradas permiten documentar los datos básicos de la cartilla de embarazo. Otras aplicaciones, sin duda simpáticas, rivalizan con Ogino y sus métodos "anticonceptivos".

martes, 8 de abril de 2014

Internet no es herramienta de trabajo (Sacyl)

Laparoscopia "Made in Sacyl"



Recientemente la Junta de Castilla y León ha limitado el uso de Internet en el puesto de trabajo. Piensan los estirados del traje que todos nos dedicamos a mirar guarradas en los ordenadores. Creerá el ladrón que todos son de su condición.


La pantalla que más vemos en Sacyl

De momento, no puedo acceder a Evernote, donde tengo guardada la bibliografía o la documentación y protocolos que me interesan. En la única jornada de Consultas Externas que he tenido desde que comenzó la medida, me he quedado sin poder informar o dar documentación a dos de mis pacientes. Y no podemos aportar datos al proyecto Vikingo, grupo de trabajo del que somos miembros, porque la página está "descatalogada". ¡Que sabrán ellos lo que es todo eso!


Intentar incorporar información para pacientes a la página web de Sacyl o del hospital es un imposible desde hace años. Sólo se usa para publicidad y autobombo.

Esta medida no se puede mantener en el tiempo. Es falso que tengamos acceso a cuanto necesitamos. Lo cierto es que si hemos funcionado sin Internet desde hace 2000 años, la medicina no se hundirá por esto. Tampoco se irá a pique con tanto engolado imbécil como nos gobierna. Todo volverá a la normalidad. Y mientras, nos acostumbremos a la laparoscopia "made in Sacyl".