Cayo Julio César, Museo Romano de Mérida |
Se ha hablado mucho estos sus últimos días sobre la plaza en propiedad que ha conseguido la ex-consejera de Sanidad y Dependencia de Extremadura, María Jesús Mejuto a través de unas oposiciones que convocó ella misma.
María Jesús Mejuto es cirujana, formada en Extremadura a pesar de su origen castellano leonés. Accedió a la consejería de sanidad y dependencia después de una corta carrera en la gestión hospitalaria en los hospitales de Mérida y Almendralejo. Sustituyó al frente de la consejería, la de mayor presupuesto de la comunidad, a Fernández Vara, presidente del gobierno del que ella formó parte. No era miembro del partido socialista y su nombramiento se asoció en la calle a la necesidad de formar un gobierno paritario, más que a los méritos políticos o de gestión que hubiera demostrado.
Su acceso al cargo motivó la renuncia a participar en otro concurso-oposición al que se había presentado previamente. En el tribunal de la especialidad creo recordar que estaba el gerente del hospital de Mérida, valedor político de la Dra. Mejuto. Probablemente hubiese accedido a una plaza en propiedad en esa ocasión, puesto que en aquella época y en Extremadura, en las oposiciones prácticamente se convocaban tantas plazas como aspirantes había.
Por tanto, en mi opinión formar parte del gobierno extremeño le supuso retrasar la obtención de la plaza.
He hecho oposiciones en tres comunidades autónomas. En casi todas las ocasiones hubiese acertado el 80% de los aspirantes que consiguieron finalmente la plaza. Que las oposiciones sean por comunidades autónomas o servicios de salud ha hecho que en la mayoría de las especialidades no se convoquen más de 8 a 15 plazas, y los aspirantes estén en una relación de máximo tres o cuatro a uno. Naturalmente con excepciones. En estas condiciones desplazadas, habitualmente, han terminado en manos de los más antiguos. Dicho de manera coloquial, la mayoría de la gente sabía cuál era su oposición y el cual no tenía opciones. Evidentemente, y con humor, cualquier profesional propietario considera que todas esas oposiciones estaban amañadas, excepto la propia.
Recuerdo las oposiciones en una de esas comunidades autónomas, en la que si salían seis plazas y había 40 candidatos, 6 personas sacaban un nueve mientras los demás se quedaban por debajo del seis. Exactamente lo que ha ocurrido en Extremadura, salvo que la única persona que ha quedado por encima del nueve es la ex consejera.
No seré yo quien diga que conocía las preguntas, pero esa sospecha la hemos tenido todos. El presidente del tribunal era el Jefe de Servicio actual de la unidad en la que ella realizó la formación especializada. Está por decidir si el jefe de servicio de un hospital es un cargo político o no. En teoría no, pero los que estamos dentro sabemos que en la mayoría de las comunidades autónomas, los jefes de servicio más recientes son extensiones de las Direcciones de los hospitales y, por ende, cargos políticos.
No seré yo quien diga que no está muchísimo más capacitada para el puesto que ha conseguido que el resto de candidatos. Ni seré quien afirme que los profesionales de la cirugía en Extremadura sean tan incapaces que la inmensa mayoría suspendan un examen. Pero ambas cosas me parecen altamente improbables.
Por tanto, este caso no es más que una demostración del funcionamiento habitual de la política española y de las oposiciones los servicios de salud. Resumiría el caso de la siguiente forma:
Ex-consejera que accedió al puesto sin experiencia política o gestora previa, renuncia a presentarse a unas oposiciones en las que probablemente hubiera obtenido plaza, para presentarse a otras en las que gana de manera inusualmente sospechosa.
Ya dice Plutarco en labios de Julio César "la mujer de César
debe estar libre, no sólo de cualquier acto vergonzoso, sino incluso de
cualquier sospecha de ello"
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